Bue, como veo que esta sección está sin estrenar, me he permitido el lujo de hacerlo yo ^^ Así que os voy a enseñar una historia que comencé a escribir... y que nunca acabé xD Siempre podéis darme ideas n.n Espero que os guste!
Dejó de mirar a través del cristal apenas un instante para posar su mirada sobre aquél piano, aquél viejo piano cuya melodía seguía resonando en su memoria. Sonrió y volvió a ver la lluvia caer.
A pesar de ello, aquél día no se sentía gris como el nublado cielo. Quería salir, sentir las gotas rozando aquellas rosadas mejillas y dejar su alma volar hacia un mundo de ensueño y, al mismo tiempo, deseando que aquellos sueños dejaran de serlo. Es más, lo necesitaba, lo ansiaba.
Se sentía feliz sin motivo alguno, pero no le importaba ya que hacía tiempo que no sentía aquél efímero sentimiento. Apenas llevaba nada de abrigo, pero no le importaba. Pronto la lluvia cesó y un pequeño arco iris recorrió la ciudad con sus vivos colores.
Corría por las calles sintiendo aquél aire helado y sentía como se le ponía la piel de gallina, pero nada, ni nadie podía arrebatarla su sonrisa y sus ganas de vivir. O eso pensó.
Fue todo tan inesperado... Apenas pudo ser consciente de lo que sucedió. Abrió los ojos, pero sólo pudo ser capaz de recordar el sonido del claxon en la carretera.
Pero, se sentía extraña, No sabía que había cambiado, pero algo no iba del todo bien.
-¿Qué... qué me ha pasado...?- E intentó levantarse.
De repente varias imágenes golpearon en su mente. Un coche corriendo a gran velocidad; apenas tuvo tiempo de reaccionar. Pero... porqué no sentía dolor? ¿Dónde se encontraba?
Miró a su alrededor, pero fue incapaz de reconocer el lugar dónde se hallaba. Todo a su alrededor era de un blanco sepulcral. No podía ver ni sentir a nadie a su alrededor y no pudo evitar sollozar... se sentía tan desamparada. Desamparada y sola, muy sola. Avanzó lentamente intentando averiguar dónde se encontraba sin hallar respuesta alguna. Andaba y andaba pero no encontraba absolutamente nada y la desesperación se apoderó de ella. No aguantaba más aquella inquietud y corrió en todas direcciones llorando, gritando, llamando a alguien que la ayudara. Pero, a pesar de ello, no obtuvo respuesta alguna.
No sabía con certeza cuánto tiempo había pasado. Alzó la mirada y la vio. Delante de ella había un gran arco. Lo miró fijamente, pero no parecía tener nada de particular. A simple vista, sólo era un arco.
Calló al suelo rendida, llorando y esperando que alguien que la ayudara.
Una mano se posó en su frío hombro. Giró la cabeza y sólo pudo fijarse en sus ojos... en sus preciosos ojos azules. Se quedó en silencio sin saber qué decir y lo abrazó aún conmocionada. Por fin alguien había ido a buscarla, por fin podría volver a casa dónde sus padres estarían esperándola, preocupados. Y se percató. Estaba abrazando a un desconocido.
-Lo siento- Se separó de él con la mirada gacha.
Pero esos ojos... Esos ojos los había visto antes. No, no era posible.
Alzó la mirada para poder ver su rostro. Pero, ¿de qué tenía miedo? Sabía que no podía ser él.
-No... no puede ser... - Se tapó la boca con la mano sin poder creer lo que estaba viendo.
-Tú no deberías estar aquí-La miró triste.
-Estoy soñando. Esto no puede ser real... tu estás... estás...
-Muerto... igual que tú, Laura.
Ya me comentáis =D
Dejó de mirar a través del cristal apenas un instante para posar su mirada sobre aquél piano, aquél viejo piano cuya melodía seguía resonando en su memoria. Sonrió y volvió a ver la lluvia caer.
A pesar de ello, aquél día no se sentía gris como el nublado cielo. Quería salir, sentir las gotas rozando aquellas rosadas mejillas y dejar su alma volar hacia un mundo de ensueño y, al mismo tiempo, deseando que aquellos sueños dejaran de serlo. Es más, lo necesitaba, lo ansiaba.
Se sentía feliz sin motivo alguno, pero no le importaba ya que hacía tiempo que no sentía aquél efímero sentimiento. Apenas llevaba nada de abrigo, pero no le importaba. Pronto la lluvia cesó y un pequeño arco iris recorrió la ciudad con sus vivos colores.
Corría por las calles sintiendo aquél aire helado y sentía como se le ponía la piel de gallina, pero nada, ni nadie podía arrebatarla su sonrisa y sus ganas de vivir. O eso pensó.
Fue todo tan inesperado... Apenas pudo ser consciente de lo que sucedió. Abrió los ojos, pero sólo pudo ser capaz de recordar el sonido del claxon en la carretera.
Pero, se sentía extraña, No sabía que había cambiado, pero algo no iba del todo bien.
-¿Qué... qué me ha pasado...?- E intentó levantarse.
De repente varias imágenes golpearon en su mente. Un coche corriendo a gran velocidad; apenas tuvo tiempo de reaccionar. Pero... porqué no sentía dolor? ¿Dónde se encontraba?
Miró a su alrededor, pero fue incapaz de reconocer el lugar dónde se hallaba. Todo a su alrededor era de un blanco sepulcral. No podía ver ni sentir a nadie a su alrededor y no pudo evitar sollozar... se sentía tan desamparada. Desamparada y sola, muy sola. Avanzó lentamente intentando averiguar dónde se encontraba sin hallar respuesta alguna. Andaba y andaba pero no encontraba absolutamente nada y la desesperación se apoderó de ella. No aguantaba más aquella inquietud y corrió en todas direcciones llorando, gritando, llamando a alguien que la ayudara. Pero, a pesar de ello, no obtuvo respuesta alguna.
No sabía con certeza cuánto tiempo había pasado. Alzó la mirada y la vio. Delante de ella había un gran arco. Lo miró fijamente, pero no parecía tener nada de particular. A simple vista, sólo era un arco.
Calló al suelo rendida, llorando y esperando que alguien que la ayudara.
Una mano se posó en su frío hombro. Giró la cabeza y sólo pudo fijarse en sus ojos... en sus preciosos ojos azules. Se quedó en silencio sin saber qué decir y lo abrazó aún conmocionada. Por fin alguien había ido a buscarla, por fin podría volver a casa dónde sus padres estarían esperándola, preocupados. Y se percató. Estaba abrazando a un desconocido.
-Lo siento- Se separó de él con la mirada gacha.
Pero esos ojos... Esos ojos los había visto antes. No, no era posible.
Alzó la mirada para poder ver su rostro. Pero, ¿de qué tenía miedo? Sabía que no podía ser él.
-No... no puede ser... - Se tapó la boca con la mano sin poder creer lo que estaba viendo.
-Tú no deberías estar aquí-La miró triste.
-Estoy soñando. Esto no puede ser real... tu estás... estás...
-Muerto... igual que tú, Laura.
Ya me comentáis =D
